jueves, 23 de junio de 2011

La Saga del Pentáculo II

Bienvenidos de nuevo, chicos. Como os iba contando, allí me encontraba yo, delante del bizarro evento del De los Rivers, y y entonces descubrí que había muchos comentarios, y que casi ninguno había pillado el chiste.

Las críticas hacia nuestro amigo siempre venían a decir lo mismo, niños míos, y era que el de los Rivers es un irrespetuoso. En este país, decían los muy insensatos, hay libertad de credo, y eso significa que cada cual puede tener la religión que le dé la real gana sin ser menospreciado por ello. ¿Podéis creerlo?

Según ellos, el buen Rivers, al salir en Semana Santa con esas pintas absurdas, estaba faltando el respeto a toda la gente que cree el Diablo existe y no tiene nada mejor que hacer que pasearse por ahí intentando pasar desapercibido con un pentagrama en la frente.
Por último, algunos le auguraban una confortable estancia en el Hospital tras una somanta de hostias bien merecida.

Pero el de los Rivers, que tiene muy mal perder, no hacía caso a estos argumentos. Él respondía, si interpreté bien su peculiar ortografía, que si había libertad religiosa él era libre de ir por ahí con los símbolos que quisiera dibujados en su frente. Yo al leer esto sólo pude deducir que, definitivamente, el de los Rivers era un satanista. Volvieron a abrumarme los recuerdos de tiempos mejores, que parecían desvanecerse en un pasado ficticio. Y es que, chicos, nunca sabes quién tienes al lado aunque te despiertes cada mañana junto a él.

Al haberle pasado el evento a todos mis amigos de tuenti conseguí enviarle más fanáticos religiosos que lo criticaron e insultaron, dado que vuestro Primo tiene compañías muy chungas. El de los Rivers se quedaba sin argumentos, sobre todo cuando le dijeron que su verdadera intención era única y exclusivamente la de llamar la atención -y eso que los muy inteligentes llegaron a esa conclusión sin conocer ninguno de los otros eventos made in Rivers-.

Poco después dejé el ordenador, pues mi padre me llamaba desde hacía 20 minutos para comer junto a él.
No pude contenerme y compartí con él los descubrimientos de la mañana.


-Ese de los Rivers está muy loco, hijo mío. Pero, como sé que te has asustado, toma una paga extra de 50 euros, y si sigues asustado mañana pídeme más.


Mágicamente mi alma se tranquilizó un poco. No había duda de estamos hablando de un loco, pero ¿qué pasaría en Semana Santa? Todavía quedaban muchas semanas, en las cuales no tuve noticias de nuestro disparatado calvito...





(To be continued...)

1 comentario: