domingo, 19 de junio de 2011

La Saga del Pentáculo I

Chicos, al habla vuestro primo Óscar. Hasta ahora todo han sido risas y mariconeo, pero yo os voy a contar otra historia, la de la otra cara de la moneda, una historia fabulosa, políticamente incorrecta, con líos de faldas, traiciones a diestro y siniestro y una pizquita de terror. Es la historia de cómo el de los Rivers nos escandalizó a todos.

Con el de los Rivers nunca se sabe qué viene antes, si pensar locuras o iniciar sesión en tuenti. El caso es que, de cara a sus futuros biógrafos, ha decidido hacer una antología en esa red social de todas sus ideas alocadas, es decir, de todas las ideas que se le han pasado por la cabeza en los últimos años.
Os voy a contar la historia del único evento del que de los Rivers se arrepintió.

Corría Marzo, si mal no recuerdo, y entré en tuenti por primera vez en mucho tiempo. Tenía varios eventos acumulados, y me puse a leer sus títulos mientras le iba dando a "No voy a ir".
"Una firma puede salvar millones de vidas" -No voy a ir-;"Estás a un paso de evitar la extinción del salinete" -No voy a ir-; "Me han robado a mi perrito en el Retiro" -No voy a ir, pulsé, mientras acariciaba la cabeza de mi nuevo perro-;"Mañana es mi cumpleaños y si estás invitado es que eres un amigo de verdad", -No voy a ir-; "Si llega a 1000...", y estuve a punto de darle a No voy a ir, pero entonces vi el remitente, y su nombre rimaba con Ribers.


Y no sólo me metí, sino que me llevé una hora pasándolo a todos mis contactos, pues internet se me fue un par de veces mientras me carcajeaba. Ese evento sí merecía la pena. No se ha conservado el texto exacto, pero venía a decir algo así:


"Si este evento llega a mil personas iré toda la semana santa con esa estrella pintada en la frente"



Y la estrella, chicos, lo creais o no, era esta:











Con lo cual, lo más parecido que la mente de vuestro Primo fue capaz de concebir fue algo así:











Es verdad que los elogios y la admiración levantan el ego. ¿Estaría el de los Rivers pasándose con su fanfarronería? ¿De verdad pensaba cumplir esa descabellada promesa y grabarse a fuego esa estrella en la parte más des-cabellada de su cabeza sin cabellos? ¿Cuántos bebés habría sacrificado en orgías rituales? Todas estas preguntas martilleaban mi cabeza como ir con Rubén en autobús, y una y otra vez recordaba los buenos momentos que había vivido con el de los Rivers, aquellos días ociosos en Sanlúcar, aquellas partidas de magic en el último hogar en las que gritaba su mano a su contrincante, aquel contenedor de basura al que estuvimos a punto de lanzarlo, y se me nublaba la vista, las lágrimas desconsoladas pronto empezaron a resbalar por mis mejillas.


Mi corazón necesitaba urgentemente una explicación, y en la violenta discusión que se estaba produciendo en los comentarios del evento podría encontrarla sin duda.





(To be continued...)

2 comentarios:

  1. Genial, lo de ["Me han robado a mi perrito en el Retiro" -No voy a ir, pulsé, mientras acariciaba la cabeza de mi nuevo perro]es sencillamente fabuloso

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