domingo, 22 de mayo de 2011

Una de Pozo

(izq. a der.: Carrera y Eze [Pozo] en la actualidad)

Chicos, voy a contaros una de muchas tardes que vuestro tío Eze, Rivers y yo pasamos juntos. Año 2010: yo había quedado con vuestro tío Pozo en el Uh, para ir a comprar a Mercadona licores varios con el fin de pasar un agradable tarde, y al encontrarnos con Rivers, le ofrecimos acompañarnos. Una vez realizada la compra de alcohol, nos dirigimos todos hacia el parque del retiro. Acomodados en el parque, comenzamos a beber… No más de un cuarto de cubata llevaba vuestro tío Pozo cuando dijo que no le gustaba, y lo tiró. Acto seguido, le dice una de las tres chicas que nos acompañaban, que tampoco le gustaba, que se lo bebiese, y se lo bebió, aquel líquido que segundos antes despreció porque no le gustaba, y que luego bebió a petición de una chica. Fue entonces, cuando Pozo adopto una conducta agresiva, se balanceó, parecía estar bajo los efectos de “medio cubata”, se apoyó en un árbol para no caer al suelo, ante esa situación, De los Rivers y yo le tildamos de borracho, Pozo enfureció, argumentó que tan solo se había tropezado, y empezó a dar golpes. Y es que, como os iréis dando cuenta, vuestro tío Pozo es un tipo violento.

sábado, 21 de mayo de 2011

Capítulo 1.

Chicos, voy a contaros una historia increíble… La historia de cómo conocí a Alejandro de los Ríos.

Corría el año 2008, más concretamente un 8 de noviembre (dato sin verificar), ese mismo día, horas más tarde, Eto´o brilló con luz propia frente al Valladolid. Aquella mañana de sábado, felizmente me dirigía a las instalaciones comandadas por Fernando Rosillo. Mientras me dirigía a mi destino [es mi misión, POKÉMON (8)] un brillo me cegó, procedía del suelo, lentamente me agaché a recoger aquel (claramente) objeto metálico, se trataba de una moneda de un valor incalculable tasada en 2 euros. Sin duda, iba a ser un gran día. Y así fue cuando al entrar en la tienda le vi a Él [y allí estabas tú (8)], mi corazón se aceleró rápidamente cual jugada de gol anulada, el cielo se iluminó. Me miró, yo le miré, nos miramos… ambos supimos que era un desafío. A la conclusión de la partida, le pregunté su nombre. ERA ÉL, EL DE LOS RIVER$.

Pero aquí no acaba nuestra historia, desde que le conocí mi vida cambió completamente, cuatro infartos y un marcapasos es mi historial clínico desde entonces. Y es que con el De los Rivers todo son desaventuras. Voy a narrarlas, ¿estáis listos? (SÍÍÍ!!) No os oigo (SÍÍÍÍ)