Es duro recordar ahora en el ocaso de la vida aquellos tiempos en que la juventud me llevaba escupiendo por la vida. Recuerdo con qué facilidad despotricaba al primero que pasaba por aquellos lares donde yacía el De los Rivers. Porque aunque nunca fui un tipo guapo, siempre tuve un espectacular sentimiento que me corroía por dentro. Se que resulta difícil de creer teniéndome aquí solo, sin más compañía que un pequeño televisor. Como la poesía es un arma cargada de futuro, aquí os dejo una composición:
De los Rivers
Como llave en una puerta encajaste,
pasé la puerta y allí te quedaste,
la puerta del infierno no pasaste.
El opio te hizo cambiar la mirada,
yo que te quise como a una amada,
transformaste tu vida pasada,
Y allí te quedaste...
Alégrate, los malos suburbios te cuidan,
parezco una cascada si tu fueras tú el río que se desvía,
probablemente el toro peor se encontraría,
Y allí te quedaste...
Es en este momento solo y cansado, cuando un poeta, como yo, hace repaso de su vida pasada.
